El último Informe del Observatorio Sabana Centro, ‘Cómo Vamos’, reveló que entre 2014 y 2015 particularmente Chía, Cajicá, Zipaquirá, Tabio, Tenjo, Cota y Sopó aportaron 30 por ciento del PIB de Cundinamarca, lo que ayudó a impulsar su desarrollo

Además en 2015 la inversión pública en estas poblaciones llegó a 700.000 millones de pesos, de los cuales el 18,2 por ciento se destinó a educación; 15,3 por ciento a transporte, 11 por ciento a cultura y otro 11 por ciento a salud. Todo esto permitió concluir en el informe que es un escenario ideal para la inversión y los negocios.

Es de recordar que se calcula que hasta hace un par de años en las poblaciones de la sabana se construían más de 35.000 viviendas.

Esta consolidación de estadísticas se dio durante los estudios previos al proyecto San Roque Distrito Local, proyecto de las firmas La Trocha y Contexto Urbano, en el diseño; 2 + Proyectos en el gerenciamiento y Múltiplo Gestión de Proyectos en la comercialización, encargados de la estructuración del proyecto.

“Teníamos el reto de hacer algo más impactante, un sitio que se volviera un destino, donde el cliente natural y la población flotante se sintieran a gusto, donde ‘estar’ fuera tan importante como comprar, así que empezamos a estudiar casos exitosos en el mundo. Quisimos incluir oficinas y tener consultorios para cubrir la demanda que se presentará con la construcción de una sede de la Clínica Marly en el entorno inmediato, además porque en la sabana se necesita una mejor oferta médica”, explica Claudia Abello Uribe, gerente de Múltiplo Gestión de Proyectos.

San Roque tiene unos costos directos e indirectos que están alrededor de los 95.000 millones de pesos y se construye en un espacio de 20 mil m2 entre Chía y Cajicá, en lo que se conoce como la ‘Milla de Oro’, un proyecto que empieza a capturar el interés de inversionistas y visitantes y responde al interés cada vez más creciente de empresarios por plantear propuestas beneficiosas para su región y, en este caso, satisfacer la aspiración de muchos que dejaron Bogotá para buscar calidad de vida en las afueras.

La inspiración en las fábricas

San Roque Distrito Local tomó distancia del nicho de los centros comerciales y empresariales y dirigió la mirada a proyectos de renovación urbana en los que sus acabados, arquitectura y demás elementos eran muy industriales.

Elementos como los colores cálidos y la apariencia sencilla de las fábricas de fachadas desgastadas dieron paso a la idea de usar ladrillo artesanal para ‘forrar’ los bloques de concreto que sí darían el soporte estructural, de modo que se convirtió en un elemento ornamental pero que proporcionaba ventajas técnicas.

“Permitía cumplir con tres  propósitos: uno estético -el principal-, pues dio el aspecto que evoca una arquitectura industrial en los edificios. El segundo, que las paredes quedaran dobles, lo cual generó una mejor sensación de confort térmico. Y el tercero, actuar como aislante del ruido”, comenta Enrique Giraldo Bustos,gerentede La Trocha. 

No se usaron materiales importados, sofisticados ni complejos,  todo era de la región pero las características del ladrillo artesanal exigían una labor paciente y artística de mamposteros expertos. Similar fue el tratamiento de los pisos fabricados por otra firma colombiana, Biancha Miranda, cuya producción no es en serie y su instalación requirió tiempo y apeló a distintos materiales para diferenciar, por ejemplo, los senderos peatonales de otras áreas.

Velar por el bienestar implicaba proveer un lugar amable con las personas y por eso además de variedad se hizo un diseño a nivel de los pisos para facilitar el transitar de las personas eliminando los andenes para que el placer esté en caminar o andar en bicicleta.